domingo, 1 de noviembre de 2009

Bio-keroseno


El otro día hablaba con la gente de Rolls-Royce en un foro de empleo. Parte de su mensaje es que están comprometidos con el medio ambiente y, para ello, utilizaron el ejemplo del vuelo de hace ya un año de Air New Zealand con biocombustibles.

Una de las cosas que se viene comentando sobre las limitaciones del protocolo de Kyoto es que no incluye las emisiones del transporte aéreo y que éste es uno de los emisores de CO2 que más está creciendo.

Así pues hay una plétora de iniciativas intentando reducir el impacto ambiental del transporte aéreo. La emisión de CO2 no es la única fuente de gases con efecto hivernadero en los aviones, más aún cuándo éstos son emitidos a tanta altitud (aunque lo de las estelas, no acaba de estar claro). Hay iniciativas japonesas (pedir a los clientes que orinen antes de volar para así cargar menos peso), de gestión aeroportuaria (acortar rutas, evitar que los aviones tengan que esperar turn para aterrizar...) y en los propios aviones.

Sin embargo, me parece curioso que con lo que se oyó hablar del avión con biocombustible, no se haya vuelto a saber más. ¿Acaso la prueba no fue todo lo bien que se esperaba? ¿Era un vuelo muy experiemental y se está procediendo a más pruebas y a un desarrollo comercial del combustible?

Me temo que los biocmbustibles de segunda generación (los que se hacen con materiales no comestibles) no acaban de estar del todo listos (cultivar algas es un poco problemático, aún no hay agricultores submarinistas) y menos, para una producción en masa. Por otro lado, hay que ver si es necesaria alguna modificación en los motores: si esto fuera así, es difícil que se implante el biofuel al requerir una inversión importante.

Sin embargo, empezar por los aviones tiene una ventaja: es un entorno muy controlado y, relativamente pequeño. No debe de haber más de 3.000 aeropuertos de pasajeros en el mundo. Me pregunto cuantas gasolineras hay en el mundo.

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