
En la lista de factores que explican porqué se produjo tanta los 2 obvios son, claro está, un temporal de viento y una gran capacidad instalada. España tiene (datos de 2008) unos 16 GW de potencia eólica instalada, lo cual equivale a unos 10,000 molinos de viento de los actuales (o, unas 16 centrales nucleares). Mucha capacidad que, cuando se aprovecha con un viento generalizado, puede producir mucha energía como se vió el otro día.
Otros factores clave en este pico de producción son, de una parte la regulación del mercado eléctrico y, por otro, la red y la gestión que se hace de ella. Por parte del regulador, como ya contamos, se priorizan las energías con menor coste marginal: es decir, primero utilizamos lo que no nos cuesta nada más (una vez instalada la turbina, que gire o no, no cuesta nada) y luego, lo que cuesta más. Este sistema también favorece a los productores (salvo por las primas de renovables y por los sistemas que no se pueden parar fácilmente, como nucleares, que introducen una cierta distorsión).
Por parte de la gestión de red, hay que quitarse el sombrero (y aquí es donde aparecen los factores asombrosos). Las energías renovables son menos predecibles que el resto (nadie sabe exactamente cuánto va a soplar el viento, pero sí se puede saber cuanto gas hay que quemar) lo cual hace que haya que, por un lado, tener un buen sistema de previsión meteorológica y, por otro, una red capaz de ser muy reactiva.
Por otro lado, hay una serie de plantas de generación que no se pueden desconectar fácilmente (centrales de carbón, nucleares...) y otroas que tardan unas horas. Esto hace que, cuando hay un pico de producción eólica algo hay que hacer. La solución fácil es parar los molinos de viento, "desenchufarlos". Otra solución es tener un mercado mayor (la UE en vez de sólo España), pero España solo tiene capacidad de exportar un 3% de su energía. Una tercera opción es almacenar la energía, pero salvo con las hidráulicas de bombeo, de momento, no hay un sistema barato de almacenamiento masivo (España aprovechó un poco de esa energía para almacenarla).
Lo que REE hizo fue: buena previsión de la demanda y de la capacidad de generción eólica, desconectar todo lo fósil desconectable (el paro de Ascó ayudó), exportar todo lo posible, almacenar al máximo y, sólo en un caso extremo, desconectar unos cuantos molinos de viento.
De quitarse el sombrero.
Sin embargo, quedan retos: aumentar la capacidad de almacenamiento (sin hacer más presas no es fácil, por eso se piensa que el coche elétrico, con su despliegue masivo de baterías puede ayudar), la capacidad de exportación (y las líneas de alta tensión no gustan a los vecinos) y mejorar la predictibilidad de las renovables. Nada fácil.
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