Posteriormente, algunos países o regiones, decidieron tomar objetivos más agresivos y empezar a hacer parte de la guerra por su cuenta:
- La UE lanzó el plan 20/20/20: en 2020, el 20% de la energía procederá de fuentes renovables y las emisiones de la UE serán un 20% menores a las de 1990.
- China, en su Stimulus Package lanzó el plan de lograr un 15% de su electricidad de fuentes renovables (y los chinos incluyen la hidráulica en ello) en 2020. A pesar de las típicas trampas estadísticas (que tan bien hacen los chinos), es la primera vez que China adopta un compromiso con la reducción de emisiones.
- EE.UU. se está pensando, discutiendo, debatiendo, argumentando, sobre si deberían de asumir compromisos o no.
Todo esto viene a cuento porque en 2012 el protocolo de Kyoto llega a su fin. Y nadie sabe muy bien qué pasará. Lo que sí parece claro es que ahora la sociedad está más sensibilizada, pero con su bolsillo. ¡Estamos en crisis! Y, ahora mismo, se requiere coraje para tomar decisiones que puedan afectar negativamente aunque sea a una sola empresa.
A mitad de diciembre se celebra en Copenhague la cumbre del clima de la ONU. Tengo pocas esperanzas de que salga algo positivo, ya que los intereses de cada país es altamente probable que prevalezcan. Y todos conocemos la fobia que tiene EE.UU. a comprometerse. Pero la pregunta que me hago es: ¿importa?
Hay factores importantes que explican porque esta cumbre puede ser una pérdida de tiempo. Por un lado, aún sigue el susto del precio del petróleo. Aunque estemos en recesión, el petróleo sigue caro (los $80/barril sigue estando en la franja alta) y nada hace pensar que vaya a bajar. Por otro, la inversión en renovables ha dado sus frutos y, actualemente, un kWh de eólica cuesta tanto como uno nuclear (unos 30 céntimos). Empieza a ser viable sin muchos subsidios y mejorando. En eólica almenos, se ha pasado el punto donde la industria es viable y potente.
Sin embargo, hay factores que explican porque esta cumbre debería de dar resultados. De entrada, el desarrollo de renovables de momento, no está implicando el cierre de centrales térmicas. Así que, las emisiones no bajan en términos absloutos (aunque sí en relativos). Y, segundo, es un problema global: Europa sola no va a ningún lugar sin EE.UU., China, Canadá, Australia, India... No se puede pedir lo mismo a Europa que a China, pero ambos deben de estar en la pomada.
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