miércoles, 7 de octubre de 2009

¿Qué fue de los biocombustibles?

Hace cosa de un año largo, cuando el petróleo estaba en $140 por barril y antes de que la crisis llegara a España oficialmente, todo era biocombustimble por aquí, etanol por allí. Parecía que habíamos encontrado la piedra filosofal, capaz de convertir un simple grano de maíz en una poderosa fuente de energía.

Se puso el ejemplo de Brasil donde se decía, el 50% de los coches funcionan con etanol de azúcar de caña. George W. Bush lanzó a su país a una búsqueda desesperada de alternativas al petróleo y el máiz parecía perfecto: EE.UU. es un gran maizal. ¡Anda que como convirtamos a Iowa en la nueva Arabia Saudí!

Hasta que empezaron a surgir críticas: que si el maíz que se usaba en bioetanol incrementaba el hambre en el mundo, que si era un crimen contra la humanidad, que si el balance de CO2 no era tan positivo... Y, de repente, cayó el precio del petróleo, la economía hizo crack y pinchó la burbuja de biocombustible.

¿Cuánto había de razón y qué fue de ellos?

Alguna críticas eran muy razonables, pero la mayoría puede atribuirse al efecto de burbuja que a los biocombustibles en sí. Está claro que si alguien compra un bosque, lo tala y planta maíz (lo cual requiere fertilizantes, tractores, plantas de destilado de alcohol y transporte, agua...) seguramente, le hace un flaco favor al planeta. Y si México nacionaliza el maíz y pasa a ser gestionado por Pemex (aquí exagero), pues aumentará el hambre en el país.

Pero eso no quiere decir que los biocumbistibles sean malos. Si uno es capaz de convertir la hojarasca en alcohol, la situación es otra: aprovecharíamos algo que no se utiliza para nada y simplemente aceleraríamos su proceso de emisión de CO2. Pero el balance sería más bien neutro (aparte del destilado, transporte del combustible...). Eso son los biocombustibles de segunda generación.

Por un lado, la crisis ha tenido el efecto de parar la locura especulativa en este sector y pinchar la burbuja antes de que fuera muy grande. Esta presentación (en inglés) pinta el panorama en EE.UU.:


En España, el principal productor de biocombustible, Abengoa, se pegó un castañazo bursátil importante: su cotización cayó de un máximo de €33.84 (julio 2007) a €9.31 (Julio 2009), una bajada de 72% (más del doble que el IBEX) aunque últimamente ha remontado (debido, entre otras a su reorientación hacia menor dependencia del biocombustible).

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