viernes, 16 de octubre de 2009

Sabiduría de los abuelos

Dice mi abuela que "no es más rico quién más tiene sino quién menos necesita". Parece que según la AIE, en España somos muy pobres.

Publica hoy El País un artículo sobre como España apenas ha adptado el 10% de las medidas de ahorro energético que se acordaron en el G8 de Escocia de hace un par de años. España es un líder mundial en implantación de renovables, pero aún podríamos ser mayor referente si ahorráramos un poco.

De hecho, nos lo podemos plantear como una situación estratégica. España importa casi todo el petróleo y gas que consume (y ésas son nuestras mayores fuentes de energía), lo cual tiene varios efectos, entre los cuales:
  • aumenta nuestras importaciones (y con ello, empuja nuestra balanza comercial un poco más hacia el negativo y aumenta nuestras necesidades de financiación en un momento en que anda escasa)
  • aumenta la volatilidad de precios (y, por regla general, la inflación)
  • dependemos de terceros a los que hay que hacer la rosca (Argelia sobretodo, algo menos Venezuela...)
Si con medidas que son fáciles de adoptar, fuéramos capaces de reducir nuestra dependencia del petróleo no sólo ganaríamos en medio ambiente, sino también económicamente. Y no estamos hablando de medidas imposibles: cosas tan sencillas como utilizar bombillas de bajo consumo (que gastan menos de un 25% que las tradicionales) es raro en España pero es la norma en un país en desarrollo como China.

Hay medidas más costosas, pero que deberían de ser igualmente eficientes. Cuando vivía en Francia (noroeste de París) estuvimos un par de semanas bajo cero. No hizo falta calefacción en casa: el piso estaba orientado al sur y bien aislado. El vecino de al lado, cuyo piso daba al norte, gastó 75€ en calefacción ese mes. Multiplicad eso por 60 millones de franceses (poned 3 personas por piso) y sale una pasta gansa.

Sigo sin entender porque en Barcelona necesito calefacción desde octubre a marzo y en Francia apenas la puse en 2 años.

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